Poco a poco, los artesanos aprendieron a conseguir una mayor resistencia del hierro y comenzó la transición a la producción de acero. Esto requería altas temperaturas y procesos de forja para eliminar las impurezas.
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Hoy en día, la producción de acero se ha vuelto de alta tecnología: el metal se crea en convertidores de oxígeno y hornos de arco eléctrico, con la adición de elementos de aleación que proporcionan una variedad de propiedades para industrias que van desde la construcción a la medicina.