La exposición prolongada a la microgravedad provoca graves cambios fisiológicos, como la pérdida de células sanguíneas, la disminución de la densidad ósea y el debilitamiento de los músculos. Según las investigaciones, la densidad ósea disminuye un 1% por cada mes en el espacio, y los astronautas pierden alrededor del 20% de su masa muscular en sólo dos semanas. Estudiar estos efectos es fundamental para la seguridad de futuras misiones de larga duración.
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Un experimento reciente con ratones hembra en la Estación Espacial Internacional duró 37 días y demostró que la pérdida de masa ósea era desigual. Los huesos del fémur fueron los que más sufrieron, mientras que la columna sufrió menos cambios. Esto confirma que la degradación ósea se debe a la falta de carga gravitatoria y no a la exposición a la radiación.