El cambio climático está agravando la situación: el aumento de la temperatura del agua incrementa las floraciones, reduce los niveles de oxígeno y provoca la muerte de peces. El lago Victoria es la fuente más importante de agua dulce y pescado para millones de personas de la región.
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Para atajar la crisis, los ecologistas reclaman controles estrictos de las emisiones agrícolas, un mejor tratamiento de las aguas residuales y la reforestación del litoral. Además, es necesario investigar el comportamiento de las cianobacterias en condiciones de calentamiento para predecir y prevenir con eficacia futuros brotes.